Era la Ciudad de la
Esperanza. Para sus habitantes y para los refugiados, escritores y
poetas perseguidos. Fue refugio de periodistas exiliados, hasta este
viernes 31 de julio de 2015.
Ese día apareció
el cuerpo torturado del fotoperiodista Rubén Espinosa Becerril, de
31 años, quien desde 2012 había recibido y denunciado de diversas
maneras amenazas contra su vida por ejercer su trabajo periodístico.
Estaba en el
Distrito Federal, desde el 9 de junio, para escapar del riesgo que
significa para un periodista ejercer la profesión en Veracruz.
Eligió esta ciudad porque su gobierno ha ofrecido, por diversos
medios, protección a periodistas, y porque organizaciones civiles
ofrecieron desde aquí trabajar para su protección y la de otros
colegas.
Este crimen marca a
la Ciudad de México. El refugio se rompió. Las autoridades, y
particularmente el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, están
obligados a esclarecer el asesinato de nuestro compañero. Deben
diferenciarse del gobierno de Veracruz, el mejor ejemplo de que la
impunidad es sinónimo de muerte.
Él ya había
denunciado amenazas, acoso y persecución. Habló con todos los
colegas que encontró a su paso y con sus empleadores, y recorrió
redacciones y medios alternativos y organizaciones de libertad de
prensa para denunciar la imposibilidad de realizar un trabajo
periodístico en Veracruz, y el clima de violencia que lo obligó a
exiliarse y abandonar la vida que había construido en aquella
entidad. También el temor que tenía por los compañeros que en
Veracruz se quedaban. Pero la violencia de Veracruz lo alcanzó en el
DF.
Organizaciones de
periodistas exigimos a las autoridades del Distrito Federal, y
particularmente al jefe de Gobierno, el total esclarecimiento de este
crimen.
Subrayamos que es
fundamental que las indagatorias privilegien la línea de
investigación sobre el ejercicio periodístico, en particular porque
la víctima denunció, en repetidas ocasiones durante los últimos
días, que estaba siendo perseguido y acosado aun en esta capital.
El ejercicio periodístico de Rubén Espinosa debe ser la primera
línea de investigación que siga el Ministerio Público de la Ciudad
de México. En este contexto, la PGJDF está obligada a dar cuenta a
las autoridades federales sobre los antecedentes que de manera
reiterada expuso Rubén Espinosa, las condiciones que lo hicieron
huir de Veracruz, y cumplir con la responsabilidad de Ministerio
Público y representante de la ciudadanía para garantizar justicia
para nuestro compañero.
Rubén Espinosa es
el primer periodista refugiado en el DF, contra quien se cumplen
estas amenazas de muerte.
La Ciudad de México
puede convertirse en otro territorio de impunidad y violencia si no
esclarece con puntualidad y rapidez la muerte de este fotorreportero.
México es conocido
como el país de América Latina donde más periodistas son
asesinados. En el escenario internacional destaca Veracruz, el estado
de donde huyó Rubén, y el desdén y desprecio de su gobernador,
Javier Duarte, por los periodistas.
¿Quiere Miguel
Mancera convertirse en otro Javier Duarte? ¿El Distrito Federal se
encamina a convertirse en otro territorio de violencia e impunidad?
Que responda ahora
el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera.
Atentamente,
Amigos, compañeros
y colegas de Rubén Espinosa Becerril
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