Por Edgar García*
Hace mucho tiempo aprendí
de algunos maestros que el sólo exigir tus derechos no tiene razón
de ser cuando te diriges al gobierno, a sus funcionarios y por
supuesto al patrón, por la simple y sencilla razón que no dependen
de uno, de nosotros, del pueblo, sino de un sistema de poder
económico y político que los mantiene mientras que una sociedad no
se organice para cambiarlo pacífica y organizadamente.
Mientras que no nos
organicemos como sociedad, a lo único a lo que podremos aspirar será
avanzar en nuestro ámbito inmediato en el centro de trabajo, en la
escuela, en donde vivamos, con acciones verdaderamente efectivas
cuando no te queda de otra porque no te harán caso si sólo exiges.
Aprendí que se le exige
a alguien que sí puede hacernos caso porque está de nuestro lado: A
una pareja, a un familiar, a un compañero, a un amigo, y entre otros
a la dirección de un sindicato cuando éste es verdaderamente
democrático.
Entre algunos afiliados
del Sindicato de la Unión de Trabajadores del Instituto de Educación
Media Superior del Distrito Federal (SUTIEMS), se planteó hace algún
tiempo la idea de convocar a un foro en donde la pregunta fuera: ¿Es democrático el SUTIEMS? Teníamos claro que la
respuesta iba a depender del compañero, pasando desde el “evidente”
¡claro que sí! hasta el convencidísimo ¡por supuesto que no!, con
una gran gama de posturas intermedias, por lo que anticipábamos una diversidad que llevaría a concluir que en nuestro sindicato coexisten rasgos
claramente democráticos con algunos que no lo son.
Hace todavía algunas
horas, los temores expresados por varios compañeros nuestros eran si
tendríamos el nivel de organización pero sobre todo la suficiente
madurez para enfrentar la inevitable renuncia de nuestra Secretaria
General con el menor grado posible de daño a nuestra estructura como
sindicato.
La incredulidad de
algunos de que lograríamos mantener el rumbo de un barco en una
coyuntura tan grave implicó paradójicamente el surgimiento
voluntario o involuntario de una conciencia de que tenemos rumbo en
la lucha de este sindicato y que existe una base que mandata,
independientemente de la tormenta a la que nos enfrentemos en ese
momento, llámese ley Yuriri, cambio al apartado B de la Ley Federal
del Trabajo o simple y llanamente “Reforma Educativa”.
Para varios compañeros
quedó claro este día que aún cuando nos alejemos de las costas al
navegar, aún con presagio de tormenta, debemos observar
permanentemente la brújula y el astrolabio, los cuales nos indicarán
claramente el rumbo hacia el cual debe de navegar este barco llamado
SUTIEMS, que desde su nacimiento se propuso, sin más, defender la
Educación y el Trabajo Dignos, aquí y en donde podamos, pero
primero aquí.
Contamos con compañeros
verdaderamente entusiastas en la Comisión por la Integración
IEMS-UACM; en las Comisiones Permanentes (las cuales esperamos llamar
en una próxima reforma estatutaria, de una vez por todas, con el
nombre que se han estado ganado en estos últimos meses, de
Comisiones Autónomas); dentro de nuestro Consejo General de
Representantes y al seno del propio Comité Ejecutivo, pero sobre
todo y antes que en ningún otro lugar, en nuestras propias bases, en
donde se reflejó una gran madurez política al impedir que una
coyuntura, repito, tan difícil como es la renuncia de una Secretaría
General se convirtiera en un naufragio que hubiera dañado muchísimo
más al sindicato.
Creo que queda claro con
hechos y no con discursos, hoy más que nunca, que el SUTIEMS no
comprende sólo a sus órganos de representación, sino que el
sindicato lo conformamos todos, incluyendo por supuesto a quienes nos
representan. Cada uno de nosotros ha estado construyendo, no sin
varias dificultades, un sindicato cada vez más independiente y
democrático.
Quien haya estado en esta
Asamblea General se habrá percatado de algo que parece curioso pero
que no lo es: Los aplausos estruendosos sólo se escucharon en dos
ocasiones: cuando se despidió a quien se va y cuando se exigió
abiertamente y de frente a los que se quedan.
Ahora, más que nunca,
vale la pena exigir. Exigir a quienes están representándonos en
estos momentos porque también ahora más que nunca saben que
DEPENDEN de nosotros, de la base.
Sin embargo, en este
momento hacemos el llamado, de nuevo, a no delegar en quienes nos
representan, sino ser corresponsables en el trabajo sindical diario.
Todos tenemos algo que hacer no sólo en cada uno de los 21 centros
de trabajo, sino en las comunidades en donde servimos. Ésto
requiere un ingrediente esencial: HUMILDAD para reconocer al otro
compa dentro de nuestra institución, para recordar que estamos al
servicio de una población que demanda una educación digna, para
trabajar a nivel de cada una de las colonias, pueblos y barrios que
rodean al IEMS y para buscar apoyarnos mutuamente con otras
organizaciones, comenzando ineludiblemente con nuestra institución
hermana que es la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, en
una ciudad que enfrenta tiempos cada vez más difíciles en la
defensa de sus derechos esenciales.
Aquí en el SUTIEMS hemos
aprendido que a diferencia de lo que dice el gobierno federal y
local, educación y trabajo dignos no se excluyen, sino que se
refuerzan mutuamente. Es trabajo de todos nosotros defender estos
derechos. La lucha sigue y acabamos de demostrar que sabremos
enfrentar lo que venga con trabajo, con convicción y honestidad,
pero sobre todo, con la cabeza fría y el corazón caliente.
Porque la base manda, y
por Educación y Trabajo Dignos para todos:
¡Que viva el SUTIEMS!
P. D. Algunos creemos que
los funcionarios del IEMS apenas ayer nos acaban de conocer. Por si
no quedó claro: un descuento masivo no nos divide ni nos atemoriza.
Nos indigna y nos une, todavía más.
*Trabajador del IEMSDF y
militante del SUTIEMS
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