martes, 6 de octubre de 2015

Por Edgar García*

Hace mucho tiempo aprendí de algunos maestros que el sólo exigir tus derechos no tiene razón de ser cuando te diriges al gobierno, a sus funcionarios y por supuesto al patrón, por la simple y sencilla razón que no dependen de uno, de nosotros, del pueblo, sino de un sistema de poder económico y político que los mantiene mientras que una sociedad no se organice para cambiarlo pacífica y organizadamente.

Mientras que no nos organicemos como sociedad, a lo único a lo que podremos aspirar será avanzar en nuestro ámbito inmediato en el centro de trabajo, en la escuela, en donde vivamos, con acciones verdaderamente efectivas cuando no te queda de otra porque no te harán caso si sólo exiges.

Aprendí que se le exige a alguien que sí puede hacernos caso porque está de nuestro lado: A una pareja, a un familiar, a un compañero, a un amigo, y entre otros a la dirección de un sindicato cuando éste es verdaderamente democrático.

Entre algunos afiliados del Sindicato de la Unión de Trabajadores del Instituto de Educación Media Superior del Distrito Federal (SUTIEMS), se planteó hace algún tiempo la idea de convocar a un foro en donde la pregunta fuera: ¿Es democrático el SUTIEMS? Teníamos claro que la respuesta iba a depender del compañero, pasando desde el “evidente” ¡claro que sí! hasta el convencidísimo ¡por supuesto que no!, con una gran gama de posturas intermedias, por lo que anticipábamos una diversidad que llevaría a concluir que en nuestro sindicato coexisten rasgos claramente democráticos con algunos que no lo son.

Hace todavía algunas horas, los temores expresados por varios compañeros nuestros eran si tendríamos el nivel de organización pero sobre todo la suficiente madurez para enfrentar la inevitable renuncia de nuestra Secretaria General con el menor grado posible de daño a nuestra estructura como sindicato.

La incredulidad de algunos de que lograríamos mantener el rumbo de un barco en una coyuntura tan grave implicó paradójicamente el surgimiento voluntario o involuntario de una conciencia de que tenemos rumbo en la lucha de este sindicato y que existe una base que mandata, independientemente de la tormenta a la que nos enfrentemos en ese momento, llámese ley Yuriri, cambio al apartado B de la Ley Federal del Trabajo o simple y llanamente “Reforma Educativa”.

Para varios compañeros quedó claro este día que aún cuando nos alejemos de las costas al navegar, aún con presagio de tormenta, debemos observar permanentemente la brújula y el astrolabio, los cuales nos indicarán claramente el rumbo hacia el cual debe de navegar este barco llamado SUTIEMS, que desde su nacimiento se propuso, sin más, defender la Educación y el Trabajo Dignos, aquí y en donde podamos, pero primero aquí.

Contamos con compañeros verdaderamente entusiastas en la Comisión por la Integración IEMS-UACM; en las Comisiones Permanentes (las cuales esperamos llamar en una próxima reforma estatutaria, de una vez por todas, con el nombre que se han estado ganado en estos últimos meses, de Comisiones Autónomas); dentro de nuestro Consejo General de Representantes y al seno del propio Comité Ejecutivo, pero sobre todo y antes que en ningún otro lugar, en nuestras propias bases, en donde se reflejó una gran madurez política al impedir que una coyuntura, repito, tan difícil como es la renuncia de una Secretaría General se convirtiera en un naufragio que hubiera dañado muchísimo más al sindicato.

Creo que queda claro con hechos y no con discursos, hoy más que nunca, que el SUTIEMS no comprende sólo a sus órganos de representación, sino que el sindicato lo conformamos todos, incluyendo por supuesto a quienes nos representan. Cada uno de nosotros ha estado construyendo, no sin varias dificultades, un sindicato cada vez más independiente y democrático.

Quien haya estado en esta Asamblea General se habrá percatado de algo que parece curioso pero que no lo es: Los aplausos estruendosos sólo se escucharon en dos ocasiones: cuando se despidió a quien se va y cuando se exigió abiertamente y de frente a los que se quedan.

Ahora, más que nunca, vale la pena exigir. Exigir a quienes están representándonos en estos momentos porque también ahora más que nunca saben que DEPENDEN de nosotros, de la base.

Sin embargo, en este momento hacemos el llamado, de nuevo, a no delegar en quienes nos representan, sino ser corresponsables en el trabajo sindical diario. Todos tenemos algo que hacer no sólo en cada uno de los 21 centros de trabajo, sino en las comunidades en donde servimos. Ésto requiere un ingrediente esencial: HUMILDAD para reconocer al otro compa dentro de nuestra institución, para recordar que estamos al servicio de una población que demanda una educación digna, para trabajar a nivel de cada una de las colonias, pueblos y barrios que rodean al IEMS y para buscar apoyarnos mutuamente con otras organizaciones, comenzando ineludiblemente con nuestra institución hermana que es la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, en una ciudad que enfrenta tiempos cada vez más difíciles en la defensa de sus derechos esenciales.

Aquí en el SUTIEMS hemos aprendido que a diferencia de lo que dice el gobierno federal y local, educación y trabajo dignos no se excluyen, sino que se refuerzan mutuamente. Es trabajo de todos nosotros defender estos derechos. La lucha sigue y acabamos de demostrar que sabremos enfrentar lo que venga con trabajo, con convicción y honestidad, pero sobre todo, con la cabeza fría y el corazón caliente.

Porque la base manda, y por Educación y Trabajo Dignos para todos:

¡Que viva el SUTIEMS!

P. D. Algunos creemos que los funcionarios del IEMS apenas ayer nos acaban de conocer. Por si no quedó claro: un descuento masivo no nos divide ni nos atemoriza. Nos indigna y nos une, todavía más.


*Trabajador del IEMSDF y militante del SUTIEMS

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